Hace un mes se suspendió el campeonato nacional de Clausura y el balón dejó de rodar en las canchas nacionales.
Como es normal en Costa Rica, sobran las especulaciones y ocurrencias de la más amplia variedad. El país está dividido. Unos quieren que el campeonato se reinicie apenas se levante la contraorden sanitaria, mientras otro sector aboga y considera que debe darse por terminado ya.
Aquí es donde se arma la marimorena. Una bronca donde muchos quieren llevar agua a su molino. Parecía muy lejana la ciudad china de Wu Han, en nuestro país todo continuaba igual, hasta que nos llegó la pandemia y ahora los dirigentes se reúnen buscando soluciones económicas, deportivas y administrativas.
En otros sectores del mundo se han tomado medidas relacionadas al fútbol y otros deportes, unos se suspendieron, otros se jugaron sin público y hoy sólo 4 ligas lo hacen con total “normalidad”. Burundi, Tayikistán, Bielorrusia y Nicaragua.
De más doscientos países inscritos en la FIFA sólo uno de África, dos de Europa y uno de América.
Hoy hay más críticas que elogios por la forma que se maneja la organización local. Se habla de fondos de contingencia, proyectos a la asamblea por el patrocinio de licores y las apuestas deportivas, reducción de salarios, recolectas de patrocinadores. Toda una colcha de retazos y una que otra, curita.
Este ha sido un campeonato sui géneris, un Comité de Licencias que antes de la asamblea no aparecía por ninguna parte, pero sorpresa a mitad del torneo aparece disparando a todo lado como loco con ametralladora. En medio de todo tipo de cuestionamientos aparece Grecia con duplicidad de franquicia, lo suspenden del campeonato y la Unafut (entiéndase, Julián Solano y sus adláteres) comenzaron a repartir puntos y goles a diestra y siniestra, ya que el Comité de Competición (los que saben y manejan el reglamento) no estuvieron de acuerdo en ese óleo que distribuyó un “petit” comité.
Buscaron una fórmula mágica para echar al honorable presidente de competición y de paso torcerle el brazo a un par de sometidos “dirigentes”.
Estamos en el limbo, y en una encrucijada donde no se vislumbra una salida exitosa. Si fuera por asepsia lo recomendable sería su cancelación. Si es por necesidad, esperemos.