La gestión integral del fútbol de Costa Rica en los últimos ocho años ha sido deplorable.
Pese a que se clasificó a dos mundiales mayores masculinos y a uno femenino, a que hubo alguna inversión en infraestructura y a que se hicieron esfuerzos por ordenar aspectos administrativos y financieros, al final eso resultó minúsculo, porque contrastó con la gran cantidad de malas decisiones, signos autócratas, los secretismos, desaciertos en el nombramiento de seleccionadores, paupérrimo trabajo en ligas menores y la percepción de una misérrima supervisión de todo lo relacionado con lo deportivo.
Las pruebas y resultados son evidentes: pérdida de prestigio de las selecciones nacionales, convocatorias sospechosas, pésimos resultados en competiciones oficiales y partidos amistosos, caída libre en el ranking mundial de la FIFA, cuestionamientos a la labor arbitral y a las resoluciones de algunas de las comisiones permanentes, pérdida de confianza, dificultades económicas, etc.
Todo ese “cáncer en el modelo de gestión” terminó por hacer metástasis en lo deportivo y es allí donde la asepsia debe comenzar.
No creo que sea motivo de júbilo, ni una excusa mediocre para no meter el bisturí a los grandes temas que hay que corregir, pero todo lo bueno que se haga en la Fedefútbol será ganancia, ya que lamentablemente tocamos fondo.
Lo que hizo la Tricolor ante Arabia Saudita es prueba de ello; si bien es cierto el rival no era parámetro, lo que se mostró en la cancha resultó esperanzador. Hubo sangre nueva, combinación de experiencia y juventud, actitud acorde, transiciones rápidas, presión alta y buena posesión de balón. Esas virtudes las había perdido el combinado patrio y pueden tomarse como punto de partida para una nueva filosofía de competición.
Por otra parte, la dirigencia ya está trabajando en la formalización de una nueva estructura arbitral, en un modelo de profesionalización y también en una posible implementación del VAR. Esperaremos ansiosos los anuncios al respecto.
Hace unos días, también se avanzó en precisar, robustecer y blindar más el Protocolo contra el Racismo y la Discriminación en los estadios, lo cual es una necesidad, porque el principal responsable ante la FIFA por erradicar ese tipo de comportamientos es la Fedefutbol y la Comisión Disciplinaria.
Se necesita mayor transparencia y oportunidad en las actuaciones del Comité de Licencias y el Comité de Ética, porque hay muchos temas a los que se les ha entrado con guante blanco.
Las “pintas” de los primeros días nos ilusionan y eso tiene que aprovecharlo don Osael Maroto y su equipo, porque hasta los pequeños pasos y los pequeños anuncios, van a significar mejora, después de tanto tiempo de oscurantismo.