• 03/12/2024
  • Costa Rica

El verde debe estar impecable.

Ha iniciado la Copa América y con ello, buen fútbol, golazos, tapadas providenciales, remontadas históricas y récords.

Pero no todo es color de rosa, ya que, aunque parezca increíble, se han producido fuertes críticas y reclamos a la organización por el estado de los terrenos de juego de los estadios de primer mundo donde se está disputando este cetro continental.

Luego del partido inaugural entre Argentina y Canadá, el técnico Lionel Scaloni expuso su malestar por el estado de la gramilla del Mercedes Benz Stadium: “Con todo respeto, menos mal que ganamos, porque si no hubiese parecido que era una excusa. Hace siete meses que sabemos que tenemos que jugar acá y cambiaron el césped hace dos días”.

Al técnico campeón del mundo lo secundaron figuras como Ronald Araújo, Kamal Miller, Julián Álvarez, Cristian Romero y también el portero Emiliano “Dibu” Martínez, mandó su filazo: “Tenemos que mejorar ese aspecto (de las canchas) o de lo contrario la Copa América siempre estará un nivel abajo de la Eurocopa”.

También el técnico de Chile, Ricardo Gareca, apuntó que la gramilla del Estadio AT&T en Texas, estaba muy seca y el mismo jugador estadounidense, Weston McKennie, lanzó serias críticas no sólo por el estado de ciertas gramillas, sin también por la poca asistencia a los estadios y que eso provoca que “no haya atmósfera”

Cuando uno escucha de la cantidad de millones de dólares que se invierten en la construcción, remodelación o mantenimiento de esos estadios, le resulta inexplicable que existan ese tipo de cuestionamientos; más aún sabiendo que, en esos mismos escenarios se jugará el Mundial de Clubes XL de 2025 y la Copa del Mundo de 2026.

Por otra parte, existen disposiciones de la FIFA que establecen que, para este tipo de eventos, deben prevalecer las gramillas naturales y eso plantea un notable desafío logístico que al parecer no ha sido satisfecho, no sólo por el bien del espectáculo futbolístico, sino por la prevención de lesiones graves en los futbolistas.

No es ninguna novedad, que esas moles de cemento, están pensadas en función de un modelo de negocio y que dentro de la economía norteamericana son recintos multiusos, donde además del soccer, también tiene cabida el fútbol americano, el beisbol, algunas disciplinas del atletismo y también actividades de entretenimiento de todo tipo.

En Estados Unidos se puede organizar lo que sea y cuando sea, porque la infraestructura deportiva, logística, alimentaria y hotelera existe y está disponible.

No pareciera ser una excusa barata de un técnico o sus jugadores luego de haber perdido un partido, sino que, a dos años del Mundial, es una llamada de atención para la organización, porque todo es importante, pero el verde debe estar impecable por espectáculo y por salud.

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