• 28/03/2024
  • Costa Rica

Esperábamos algo más que un cambio de técnico

Es indudable que el peor trabajo en Costa Rica es ser entrenador de la selección nacional de fútbol. A Ronald González sin querer justificarlo, porque él se encargó de llenar el saco de errores y malas decisiones, pero también ha sido víctima del entorno que lo juzga y acompaña.

En el banquillo no tuvo los asistentes calificados que lo hicieran redireccionar en momentos claves, además un director de selecciones que ha sido parte de la modorra en la que cayó la Tricolor.

Don Carlos Watson ha sido uno de los principales responsables de todo el desbarajuste que nos ha llevado hasta la humillación del último juego ante Estados Unidos. Es cierto que el entrenador es el que arma el equipo, el que realiza los cambios, el que le hace frente a la prensa, a los dirigentes y a los fanáticos. Ronald, fue a la guerra con los pertrechos que él quiso, pero no los supo administrar.

De la cabeza federativa ni se diga, tiene dos años de estar jugando de casita y tirados a la basura, dando “palos de ciego” y haciendo caso omiso a las recomendaciones.

El “napoleoncito” de la federación y sus adláteres no se han dado cuenta cómo se han dilapidado los recursos de la federación y de los clubes y cómo han perdido credibilidad de la gente. Han tenido que subsistir con el salvavidas de FIFA, ya que nueve patrocinadores se retiraron llenos de escepticismo.

Hoy, para la gran escogencia del nuevo técnico se ha nombrado un “petit” comité para el “descubrimiento” del nuevo seleccionador, los mismos que se equivocaron dos veces. Claro, hubiésemos querido que fueran otros dirigentes los que estuvieran al frente de esta decisión.

Durante quince días se “romperán” la cabeza, será más complicado que el nombramiento del Papa. En el proyecto gol se esperará el humo blanco y la salida de los sabiondos dirigentes en medio de un mar de cámaras, micrófonos y periodistas de los medios que nos van a traer la noticia del año.

Hemos tenido técnicos vende humo, aburridos, ultradefensivos y gritones y los que se casan con jugadores hasta el fracaso. En el fútbol hay muchos intereses, más si trata de un entrenador honesto que no permita que  se preste a corruptelas, desgraciadamente muy habituales en estos tiempos.

Que el dios de la suerte los ilumine.

Leonel Jiménez Rojas, periodista.

administrator

Related Articles

Salir de la versión móvil