Permanentemente se ha cuestionado el nivel de fútbol de la Concacaf y casi todos conocemos a los detractores.
Este grupo de irrespetuosos periodistas desde hace rato han desprestigiado y subestimado el torneo regional. Es cierto que su Liga es de lo mejor de América, su infraestructura es lo mejor de Latinoamérica, su afición de las mejores del mundo. Todo esto nos merece reconocimiento, pero de ahí a creer que tienen el derecho de participar en Sudamérica no sólo es un error, sino un espejismo.
Hace pocos días un periodista azteca se despachó indicando que la Copa Oro era un evento inservible, sin nivel futbolístico y que sólo sirve a intereses comerciales. Agregó que los clientes del torneo son engañados refiriéndose a los mexicanos que residen en los Estados Unidos.
Este personaje tuvo que ser ubicado por “Mister Chip” quien lo califico de enfermizo y de haber escogido una profesión equivocada y que no todo lo que rodea el fútbol de la región es una mierda. Este señor no está solo. Hugo Sánchez señaló que era un retroceso para el futbol mexicano un torneo donde no se aprende nada.
Es claro que la organización administrativa de Concacaf y su dirigencia han sido cuestionados y tiene una triste historia porque algunos la asaltaron y tuvieron que pagar con cárcel y otros que todavía andan huyendo.
Todo esto no empaña la calidad de fútbol que se vio en un 60% de los partidos. Sin temor a exagerar mejor que la Copa América.
Otro que habló con excesos fue Raúl Orvañanos, quien dijo, que “con lo que se está viendo en la Eurocopa yo suspendería la Copa Oro. Luego de ver España e Italia no hay nada que observar en este torneo”.
Todo esto se lo han tenido que tragar y se les ha colocado un bozal. Ya es bueno que guarden el inflador que usan para ver más grande su selección.
Quiero ver a México anotándole los mismos tres goles a Honduras en la eliminatoria, ojalá en San Pedro Sula. Por supuesto que tenemos que echar para nuestro saco, estamos por debajo del fútbol de Norteamérica y habrá que hacer un enorme esfuerzo y mejoramiento para aspirar a un tercer lugar o el repechaje.
El “estate quieto” que le han dado al “gigante” de la Concacaf ha sido evidente y lo que más les duele a los “manitos” es que la final se la ganó una selección B de los Estados Unidos.