Hace pocos meses, Horacio Esquivel, estuvo en los focos mediáticos cuando ascendió al Puntarenas FC a la primera división con un equipo conformado por jugadores de Puntarenas, Limón y alguno que otro refuerzo.
Hace pocos días, luego de ser incorporado como técnico de la Asociación Deportiva Guanacasteca, hizo manifestaciones que corrieron a lo largo y ancho del país al señalar que su portero era corresponsable y que necesitaban un arquero de experiencia. “En los tres partidos el error ha sido el mismo, hemos fallado en la portería”, dijo.
Estas cosas con la crudeza que se señalan, no le gustan a la mayoría de los fanáticos, al considerar que es muy fuerte para que se hagan públicas, además de que son un irrespeto para el futbolista.
No puede ser solamente el arquero “el pato de la fiesta”. Arremeter de forma tan directa era exponer a Mauricio Vargas ante la afición nacional. Sin embargo, en un país como el nuestro, de doble moral, de hipocresía y falta de transparencia sonó duro por exponerlo públicamente.
En el fútbol se dicen cosas un tanto extrañas y se busca tapar con subterfugios a algunos futbolistas que irresponsablemente cometen errores que salen muy costosos y perjudiciales. Dejan diezmado a un equipo o cometen errores reiterativos que parecen intencionales sin medir las consecuencias que dañan claramente a sus equipos, y eso no se vale. Ahí es donde aparecen las consabidas justificaciones de técnicos y dirigente alcahuetes.
Hay verdades que duelen, lo más fácil es quedarse callado, pero también se debe tener tacto para decirlas. Echarle la culpa de todos los males de forma unilateral a un jugador no es lo más racional, pero tampoco se debe dejar de mencionar en el lugar y el momento adecuado. Como dijo el “Cholo” Simeone una vez, “el futbol es muy bueno porque todos tenemos la razón” y Horacio la tiene, aunque sea a medias.
Esta referencia que ha hecho el técnico debe ser entendida al calor de un resultado como les ocurre a algunos jugadores cuando todavía están calientes y les ponen un micrófono. Estas expresivas manifestaciones le han costado una avalancha de críticas al técnico, lo del arquero es una realidad incompatible.
No hay que enojarse tanto, igualmente le lloverá a Horacio Esquivel, cuando falle con un cambio o un mal planteamiento.