En la actualidad, el fútbol es mucho más que correr detrás de un balón. patearlo y tratar de meterlo en la portería rival. Es un espectáculo que no sólo entretiene, sino que se ha convertido en una industria global que produce mucho dinero a través de derechos de transmisión, patrocinadores, taquillas y merchandising.
Los dirigentes mundiales, regionales y locales, han aprovechado esa evolución, para aprobar y tropicalizar formatos de torneos, crear competiciones domésticas e internacionales que atraigan audiencias masivas y hagan más rentable el deporte.
Cuando hablamos de fútbol, ya no hacemos énfasis solamente a la parte deportiva, sino que avanzamos hacia una “actividad total” que integra áreas sumamente importantes como la política, la administración, las finanzas, el mercadeo, la comunicación, la tecnología y por supuesto el derecho.
Voy a enfocarme en la última área, porque hoy día, es inconcebible que se desconozcan las reglas y reglamentos que regulan y amparan la actividad del fútbol, a sus protagonistas y las distintas competiciones.
Por lo que uno ve, escucha y lee, hay un gran desconocimiento de las reglas y normas del fútbol y eso está llevando a muchos dirigentes, técnicos, jugadores y hasta a algunos comunicadores a opinar con ligerezas o emitir comentarios erróneos o incendiarios que lejos de educar u orientar al aficionado, más bien desinforman y enardecen, en detrimento de la actividad y de la honorabilidad de muchas personas.
En este país hay gente que ni siquiera conoce la estructura organizacional del fútbol. No saben que la Comisión de Arbitraje, el Tribunal Disciplinario, el Comité de Licencias y el Comité de Ética, son órganos de la Fedefutbol y que la Unafut no tiene nada absolutamente nada que ver con su conformación, quehacer ni sus decisiones.
Las reglas de la IFAB se actualizan todos los años, por lo que temporada a temporada hay cambios sensibles y reinterpretaciones, incluido el VAR, que deben conocerse y dominarse.
No es de recibo, escuchar protagonistas del deporte reclamando sobre la base de normas obsoletas, presentando recursos de manera extemporánea o sin bases sólidas, alineando jugadores o miembros técnicos de manera indebida, quejas continuas ante sanciones del Tribunal Disciplinario o resoluciones de Competición apegadas a derecho, reclamando recurrentemente decisiones del VAR que están correctas o tener como deporte el endoso de responsabilidades a los demás, para quitarse la propias.
Por supuesto que nadie está obligado a saberlo o dominarlo todo, pero sí es importante que los clubes se asesoren adecuadamente y tengan especialistas que capaciten a a cada quien en su campo y eviten exponerse, porque el aficionado merece calidad y espectáculo en la cancha, pero también conocimiento y señorío en la dirigencia.
Los reglamentos son aprobados por los presidentes de cada club y luego por la Fedefutbol. Es inaudito, alegar desconocimiento y peor aún, concurrir a causar nulidades, para luego solicitarlas.
El llamado respetuoso a todos los que amamos este bello deporte: “Lean, lean, lean”.