La final de la Copa América entre Argentina y Colombia desató una tormenta legal. Los aficionados que buscan una compensación por el caos que rodeó al partido presentaron múltiples demandas contra la Conmebol, y los operadores del Hard Rock Stadium esta semana.
Previo a la tan esperada final en Miami Gardens, Florida, una gran cantidad de aficionados sin entradas traspasaron las barreras de seguridad, causando trastornos que afectaron gravemente al evento. El personal del estadio respondió cerrando el recinto en un intento de recuperar el control, pero esta medida más bien agravó el problema.
Acciones legales contra la Conmebol y el estadio
Rápidamente surgieron acciones legales. Por ejemplo, una mujer identificada como Jacqueline Martínez presentó la primera demanda el lunes en el Tribunal de Circuito de Miami-Dade contra South Florida Stadium LLC (la entidad que gestiona el Hard Rock Stadium) y la Conmebol. Para el miércoles, Marta Pintos, Eduardo Martínez y Nicolás Osorio se apersonaron y adhirieron a la demanda, solicitando más de $100.000 por daños y perjuicios cada uno.
Las demandas expusieron las quejas de los aficionados afectados. La demanda de Martínez destaca un gasto de $4.395,59 por cuatro entradas.
A pesar de poseer entradas válidas, Martínez afirmó: “A pesar de tener una entrada válida, al demandante se le negó la entrada al evento deportivo debido a que un gran número de personas irrumpieron en el estadio y entraron ilegalmente, lo que provocó hacinamiento y problemas de seguridad”.
Los disturbios en el estadio reflejan un fracaso más amplio de las medidas de control de multitudes. El Departamento de Policía de Miami-Dade informó de 27 detenciones y 55 expulsiones relacionadas con los disturbios. Además, los Bomberos de Miami-Dade atendieron 120 incidentes dentro del recinto, 116 de los cuales requirieron asistencia médica.
El partido final, programado inicialmente para un comienzo puntual, sufrió un retraso de 82 minutos debido a los hechos. Los aficionados que esperaban una noche de deporte se encontraron en cambio atrapados en una caótica lucha por la seguridad y el acceso.
Mientras se inician los procedimientos judiciales, el centro de atención se desplaza hacia la Conmebol y las prácticas de gestión del Hard Rock Stadium. Las repercusiones de este suceso sirven de conmovedor recordatorio de las complejidades que rodean a los acontecimientos deportivos a gran escala, en particular a la hora de garantizar entornos seguros y organizados para los asistentes.