• 10/01/2025
  • Costa Rica

Malnacidas barras bravas.

Malnacidas barras bravas.

No se puede evitar hablar de un acontecimiento degradante y terrible que ocurrió con una pareja de costarricenses que asistieron al Estadio Cementos Progreso, en Ciudad de Guatemala.

Una agrupación denominada “Infierno Blanco” le propinó una paliza a una pareja decente que acudía al juego entre Comunicaciones FC y la Liga Deportiva Alajuelense. Dos ticos que vivieron un ataque criminal y violento. Este comportamiento salvaje e indiscriminado contra don Cristian Castro y su señora, no les bastó con hostilizar con una brutal animadversión, sino que les cayeron encima con tubos con los que le golpearon la cabeza.

Este grupo de cobardes que actúan en manada lo restregaron por el suelo, le hirieron la rodilla y lo desnudaron. De su cabeza y rodilla manaba sangre ante la mirada, el desconsuelo y la impotencia de su señora esposa que también fue golpeada y que ha quedado muy afectada emocional y psicológicamente.

Estas barras bravas son sinónimo de miedo y terror. Esta legión de inadaptados mancha de dolor y sangre al fútbol y a muchos inocentes. Ya se hizo común ver armas de fuego y puñales en las afueran de un estadio. Por eso y más, ya no son todas las familias las que asisten a un encuentro de fútbol.

En los años 70, 80 y 90 la gente se divertía o reaccionaba de otra forma lanzando a la cancha una que otra fruta o semillas ya que en esa época permitían ingresar comida o frutas. Hoy es totalmente diferente, hemos visto lanzar piedras, botellas de vidrio, estañones, una platea y hasta han volcado una malla en un estadio.

Evitemos caer en represalias y brindemos a los aficionados decentes del Comunicaciones que lleguen al Morera Soto una demostración de respeto. Hoy nuestra sociedad está muy violenta en todas sus manifestaciones. En estas barras se filtran todo tipo de delincuentes y vendedores de estupefacientes y la impunidad es absoluta.

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Hemos hablado del modelo inglés que logró establecer severas medidas represivas, inversión en tecnología, persecución policial y algo muy importante judicializar a los culpables.

Se acabaron los Hooligans y toda esa lacra a su alrededor. Aquí y en el resto de Centroamérica dolorosamente varios clubes mantienen casi una convivencia con estas barras.

Leonel Jiménez Rojas, periodista.

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