Hace rato se está viviendo un fenómeno con los técnicos nacionales, quienes están dejando diezmados a sus equipos a base de sus propias malacrianzas y no por lo que algunos llaman “control emocional”. Se sienten perseguidos por los árbitros y creen que hay una directriz en contra de ellos, otros ya tienen un currículo acumulado y se les conoce bien.
Se creía que con la llegada del VAR este tema se iba a minimizar, pero ha sido todo lo contrario. Cuando vemos enfilar el camino a los vestuarios a algunos de ellos pensamos en el daño que le proporcionan al club, algunos con un léxico vulgar y soez, irrepetibles por su contenido. Sus protestas y gesticulaciones muchas veces van más allá de lo aceptable, no es que el técnico no tenga permiso de hablar, ni el derecho a defender las fallas o errores arbitrales que por cierto hay bastantes, es la forma la que los lleva a meterse en serios problemas.
Los técnicos deberían tener un comportamiento correcto con el árbitro y entender que equivocados o no, es el que manda, pero el tono de las protestas de algunos es preocupante.
Es normal que el técnico proteste, además es una costumbre heredada desde hace años. No parece nada fácil el matrimonio y la convivencia entre los árbitros y los entrenadores, ni se conoce el verdadero límite de unos y otros. Los entrenadores buscan intimidar a los árbitros y algunos árbitros se muestran intocables y se creen infalibles. El tema tiene varias aristas, no sólo por ese enfrentamiento permanente, sino que el entrenador busca la animadversión del público hacia el “soplapitos”, pierde la concentración y les da luz verde a sus jugadores de actuar con algunos despropósitos en la cancha.
Hoy día los árbitros reciben críticas de los entrenadores, dirigentes, futbolistas, periodistas y también de sus excompañeros que fueron árbitros, por cierto, unos llenos de malos recuerdos y que hoy se convierten en comentaristas arbitrales y desde esos medios de comunicación dan cátedra de arbitraje, aunque cuando estuvieron activos cometieron los mismos yerros y más graves aún.
Algunos técnicos ya van predispuestos a un duelo con los árbitros. Todo esto es un problema de forma y si no mantienen una actitud correcta seguiremos viendo expulsados.
