• 14/01/2025
  • Costa Rica

No debemos volvernos locos.

No debemos volvernos locos.

Llevamos varios meses de estar escuchando, leyendo y viendo sobre la palabra “recambio”. Cuando juega la Selección Nacional es el acompañamiento de siempre en el desayuno, el almuerzo o la cena.

Más que una simple salida y llegada de jugadores, el recambio es un proyecto a futuro. Nosotros lo estamos experimentando, pero en otros momentos también les ha tocado a otros combinados como Estados Unidos, México, Inglaterra, España, Italia, Brasil, Argentina y la misma Panamá.

Recambio no simplemente desprenderse de jugadores mayores de 35 años y sustituirlos por jóvenes de 18 o 20 años, sino que es nutrir a la Tricolor de jugadores jóvenes que son el presente en sus equipos y que tienen el potencial para integrar una nueva generación, capaz de superar la historia y dejar huella.

Cuando escuchamos frases como: “La Sele tiene centrales para muchos años”, “Ese mediocampista es un diamante en bruto”, “Esos volantes marcan la diferencia”, “Esos delanteros le dan al equipo variantes en ataque”, estamos ante un recambio que promete cosas buenas.

Hay selecciones en el mundo que tienen mayor facilidad para ello, porque disponen de un universo de futbolistas, pero en nuestra latitud ese proceso es más lento y doloroso.

Lo que está viviendo la Selección Nacional en este momento era predecible. Veníamos de una generación dorada, la cual se exprimió hasta lo último y la Fedefutbol no tuvo capacidad de reacción para hacer este proceso de manera progresiva.

Sabemos que las decisiones se han tenido que tomar de manera abrupta y nuestros peores enemigos han sido: a) La inestabilidad en la dirección técnica, b) El poco trabajo, c) La presión por los resultados.

LEER  No se repartan nada, los dos están vivos.

El Comité Ejecutivo debe ponerse serio y definir ya a un seleccionador que sepa guiar a este grupo de jóvenes y al proceso en general. En este tema me preocupan varias cosas: el presupuesto que tenga el ente federativo para contratar a un profesional competente y por otra parte, que los dirigentes contaminen la decisión con los mismos vicios con que algunos de ellos manejan sus equipos: desconocimiento, cortoplacismo, ligerezas, autosuficiencia, revanchismos e intereses particulares, sobre todo ahora que no hay un Director Deportivo.

Por momentos parece que vamos bien, al siguiente partido tropezamos y por último pareciera que retrocedemos. Hemos estado en esa “montaña rusa”. Esos picos de rendimiento y esas desavenencias en el funcionamiento colectivo debe manejarlas un técnico con carácter, con liderazgo, apasionado por el trabajo, con hambre de trascender, deseoso de sacar lo mejor de estos u otros jugadores y capaz de ubicar a más de una estrellita que está en zona de confort. Cerrar la selección es un error.

Debemos ser exigentes, pero no volvernos locos. De antemano sabíamos que había que tener paciencia. Ese fue nuestro compromiso.

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