A sólo nueve días del crucial juego ante Panamá, la Selección de Costa Rica inició ayer su apresurada preparación para un juego que nos puede dar oxígeno y prolongar esta agonía, o bien a falta de muchas fechas de la Octagonal, marcar el peor y mayor fracaso en una eliminatoria mundialista.
Los canaleros tienen varios días de estar preparando el juego del 27 de enero y enfrentaron el domingo a la Selección de Perú en Lima con empate de 1 x 1.
Es claro, que el técnico Thomas Christiansen ha venido preparando con todas las armas este juego que trasciende las fronteras de la Concacaf, los canaleros se encuentran en zona de repechaje e igualados en puntos con la selección azteca. Panamá tiene los mismos rivales que Costa Rica. Luego de su juego en el Estadio Nacional enfrentan a Jamaica en casa y luego visitan México.
Para nuestra selección sería una bocanada de aire puro y un respiro enorme si logra vencer a los panameños que nos tienen la medida puesta hace rato, a pesar del sufrido empate en la primera vuelta en Panamá.
El escepticismo lo hemos ganado con creces, no hemos jugado bien, no hemos encontrado un once, los experimentos un día sí y otro también, son como una norma o regla grupal. Un técnico confundido que pareciera que la experiencia que acumuló se le perdió en el camino, jugadores que dan muy poco siguen liderando el grupo, los “colmilludos” de nuestra Tricolor casi que marginan o no les dan apoyo a los jóvenes según a trascendido. Una dirigencia llena de ocurrencias, sin brújula y casi insensible a los problemas de nuestro seleccionado.
La incredulidad de los fanáticos va en aumento y ahora hasta cuesta vender el boletaje de un juego que en otro memento ya estaría agotado. Aun así, la selección todavía respira, y esperamos no se le practique la eutanasia en este juego contra los “panas”.
Jugamos en casa, con nuestro público y en un estadio donde los rivales difícilmente nos derrotan, con la excepción de México que nos ganó un juego.
Este será un encuentro para sacarlo sin dramas, que se metan en la cabeza que no hay mas allá. Debemos ganar y esperar, ya que no dependemos de nosotros mismos.
Ojalá el colombiano encuentre un once con el corazón caliente y la mente fría, que pueda tener carácter, orgullo y capacidad. Son 90 minutos de vivir o morir.
