Las preguntas incómodas comprometen, pero generalmente son las que más información importante generan. Son cuestionamientos directos que le dejan poco margen de maniobra creativa al entrevistado para adornar su respuesta.
Durante este inicio de Torneo se han suscitado noticias en varios equipos y la dimensión pública del fútbol hace que los clubes tengan que referirse a cosas muy puntuales.
Claro, hoy en día la apertura es mucho menor y los clubes intentan manejar las crisis con comunicados escuetos y con las frases lapidarias de “es lo único que diremos al respecto”, “no nos vamos a referir más a este asunto”. Así tratan de “blindar” camerinos y evitar que los aficionados se enteren de “cositas” o se desilusionen al saber que no todo es paz, alegría y amor. Bueno, al fin y al cabo, eso no pasa ni en las mejores familias.
Los dirigentes, técnicos y jugadores tienen que aceptar que están bajo los reflectores y eso es parte del fútbol. No es necedad, no es hacer más grande el rollo, no es polémica, no son trampas ni desenfoque, es información que le interesa al que ve, lee o escucha.
Preguntar si un portero falló o no, es hablar de fútbol; consultar si la ausencia de un futbolista se debe a que ya firmó con otro club, es hablar de fútbol; indagar si un jugador está o no en los planes del técnico por el resto del torneo, es hablar de fútbol; saber por qué realmente se dio la salida anticipada de un guardameta referente, es hablar de fútbol. Todo forma parte del ‘Planeta Fútbol’.
Los espacios para consultar cosas ajenas a los partidos son muy reducidos o nulos, porque la atención se limita a “conferencias de prensa” antes y después de los cotejos. ¿Quiénes comparecen? Sí, los responsables, los técnicos, los que toman las decisiones de quién juega, quién no y por qué. Lo que pasa es que si las preguntas les convienen, se lucen con declaraciones poéticas, pero si lo comprometen, entonces se enojan y hasta dictan línea de lo que quieren responder o no o de lo único sobre lo que opinarán.
Hablar de fútbol es mucho más que darle patadas a un balón. Detrás de los equipos hay tradición, valores, historia, jugadores referentes y hasta política. “El que sólo sabe de fútbol, ni siquiera de fútbol sabe”, dijo una vez Menotti, parafraseando una famosa frase sobre medicina.
Los aficionados merecen respeto, por supuesto que sí. Ellos merecen saber por qué se ganó o perdió, qué movimientos se hicieron, cómo se neutralizó al rival, cómo se abrió una defensa, qué estrategia o táctica se utilizó; pero no sólo hay que hablar de lo que le conviene a los entrenadores. Más bien, muchas veces se habla mucho de fútbol, pero no de las partes que importan.