La Comisión de Arbitraje tomó la decisión de poner en funcionamiento y activar algo que está reglamentado, pero que no se cumple ni se ejecuta.
El fútbol es un deporte de contacto, pero no todo está permitido. Estas directrices las conocen los árbitros de memoria, es la amplísima y antigua “Regla 12”. Oímos hablar de falta imprudente, falta temeraria o con uso de fuerza excesiva, zancadillas, agarrones, codazos y empujones, acciones evidentes, pero poco penalizadas.
Hoy se les recuerda nuevamente a los “soplapitos”, que se debe advertir a todo jugador que sujete a un adversario antes que el balón este en juego, amonestar con tarjeta amarilla si continúa sujetando al adversario antes que el balón esté en juego, y conceder un tiro libre directo o un tiro de penal y amonestar al jugador si la infracción ocurre cuando el balón ya está en juego. Eso sí, quienes deben aplicarlas, les faltan hormonas.
Hoy el aumento de cámaras, nos permiten ver la cantidad de faltas antideportivas que se dan en el área, donde la gran mayoría quedan impunes, degradando el espectáculo de forma grotesca y poco profesional. Este bochorno se repite en cada juego. Jugadores que se abrazan a un rival antes de que se ejecute la falta, y no lo sueltan hasta que pase la jugada, no sólo es muy feo, sino antiestético.
Observamos como los árbitros atrasan el juego hasta en tres ocasiones para dar una llamada de atención a los irrespetuosos jugadores sin que haya ningún tipo de amonestación o sanción.
El reglamento es la ley del futbol, pero es el árbitro quien la interpreta y eso se ha convertido en una alcahuetería terrible. Los “ventajistas” de un lado y de otro tienen que ser advertidos, amonestados y sancionados, el fútbol se los agradecerá por la repercusión del torneo local y de selección nacional.
La mayoría de las veces los árbitros no saben qué pitar, aunque sea evidente la multitud de agarrones hasta rodar en el suelo. Por eso la actitud de los árbitros tiene que cambiar radicalmente en estas despreciables acciones. Deben actuar oportunamente con toda rigurosidad sin importar como se llamen los equipos.
Es penoso ver al árbitro haciéndose el que no vio nada por el miedo a tomar la decisión. Hay que comenzar ya a sancionar a los “juega de vivos” y marrulleros del fútbol.