Finalizó el campeonato número 120 de la historia y no hay duda que ha quedado en buenas manos. Saprissa fue mejor equipo y su bicampeonato es un justo premio a la regularidad.
Morados y manudos disputaron cuatro clásicos de poder a poder; hicieron valer su casa, pero en la vuelta de la gran final, los tibaseños remontaron, golearon y se impusieron en el gol diferencia.
Este cetro #38 de los morados me inspira para referirme a la jerarquía y por qué se ha convertido en una “ley” en el fútbol.
Hablar de “jerarquía en el fútbol”, es sinónimo de categoría, de poder. Es un intangible que se demuestra en los momentos difíciles y se traduce normalmente en logros épicos.
La jerarquía es un patrimonio invaluable que no se adquiere por obra y gracia de algún “dios futbolero”, sino por títulos, por carácter ganador, por fuerza competitiva, por una historia hermanada con el éxito.
Pese a las críticas, Saprissa mostró jerarquía al hacer un cambio de técnico a mitad de camino ¿Buena o mala decisión? Serán otros los que lo determinen. Pero la dirigencia no se inmutó para separar caminos y los futbolistas lo asimilaron positivamente. Tuvo la jerarquía de salir ileso en los duelos directos con los aspirantes al liderato y terminó de primero en el Clausura 2023, asegurándose una gran final.
Dejó a Herediano en el camino en semifinales y luego enfrentó a Alajuelense en la serie final. Ahí perdió, pero siguió viviendo de la renta del liderato conseguido luego de las 22 jornadas.
Cuando llegó la ida de la gran final; perdió en el Morera Soto y el castillo de la 38 parecía desmoronarse, pero todavía faltaba el partido en la “Cueva”.
Saprissa llegó a este compromiso con la obligación de mostrar algo más que un Tifo o cánticos intimidantes, llegó obligado a mostrar fútbol y su jerarquía. Al inicio le costó, pero logró encarrilarse, alcanzó la intensidad y el volumen de juego deseados, lo cual le permitió ser contundente cuando más lo necesitaba. Además, sus jugadores de rango “Triple A” le respondieron.
La jerarquía existe, hay que mostrarla, desarrollarla, verla como una meta permanente, porque es la clave para el éxito. Las camisetas pesan y eso deben entenderlo algunos dirigentes para quienes es más fácil romper el mercado que romper la historia.
¡Salud campeones!