Se sobrepusieron a todo, a la historia, a la chequera, al marcador, la altura y sus fanáticos.
Este ejemplo florense es para aplaudir al salir de lo más profundo del foso. Sólo faltaban 6 minutos cuando se consumó la catástrofe de los “Choriceros” del Toluca y la épica remontada del conjunto de las grandes jornadas internacionales. El desvío de cabeza del tico–hondureño Joshua Canales consumaba uno de los fracasos más grandes de la historia de los “Diablos rojos” y uno de los momentos más relevantes logrado por un equipo tico en suelo azteca, la asombrosa voltereta rojiamarilla.
Mientras el Toluca sellaba uno de los momentos más lúgubres de su exitoso recorrido, por el contrario, Herediano aprovechaba la desconcentración de los escarlatas, era tal la desazón de los “manitos” que hasta perdieron la cabeza al quedarse con solo diez jugadores.
Herediano, se enfrentó a un equipo que no supo hacer valer la localía, ni los 2.700 metros sobre el nivel del mar, ni su enorme recorrido y jerarquía. Todo parecía ser miel sobre hojuelas y una clasificación que al parecer tenía controlada, se sobrepasaron de confianza y Herediano les sacó los puntos y la clasificación que tenían en su bolsa.
Apoteósico, delirante, jubiloso, histórico, etc. Cuando todo parecía presagiar lo peor para los hijos de don Eladio, llegó un duro golpe para Toluca que tenía en su mente el mundial de clubes de la FIFA, un doble golpe para los “Diablos” por la forma en que se dio.
Como ocurrió con el “aztecazo” el 16 de junio de 2001, donde los mexicanos creían tener los puntos asegurados, se llevaron el “batacazo” al perder por primera vez un juego oficial en su joya arquitectónica el “gigante de Santa Úrsula”. Esta vez la soberbia y el cálculo equivocado fue respondido con piernas frescas y con goles dejando un dardo clavado en lo más profundo de su ego futbolístico y llenando de escepticismo el Nemesio Diez.
El persuadido mensaje del técnico Altamirano en el entretiempo cuando les habló del potencial que tenían y que había poco que perder y mucho que ganar, fue permeado y puesto en práctica por el equipo que nació grande al alcanzar la noche mágica que necesitaba el país.
Ahora le toca a Saprissa y Liga Deportiva Alajuelense ganar respeto ante cualquier rival de la zona de Concacaf.
